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Si tu código es bueno no se lo cuentes a nadie

Por una vez te voy a hablar de un tema que me encanta: la gastronomía.

Advierto que enchufo hoy el ‘modo irónico’, al final del mensaje descubrirás el motivo.

Da igual si sabes cocinar o no, porque para esto todo el mundo tiene una opinión.

‘¿Cuál es la mejor tortilla de patata que has comido?’

Casi seguro que piensas que la que haces tu madre o tu abuela…

El secreto mejor guardado

La cuestión es que siempre hay un secreto que hace que esa tortilla sea la mejor del universo.

Bien porque bates los huevos en un plato caliente, porque partes las patatas en el mismo sentido, cuajas el huevo de una forma determinada, echas una pizca de pimienta…

Hay algún detalle que hace a esa elaboración perfecta.

Ahora van y te preguntan:

‘¿Cuál es el misterio de esta tortilla?’

Puede que respondas, pero también que te quedes bloqueado, por alguno de estos motivos… (recuerda, ‘modo irónico’ activado).

Miedo a que te copien

Si cuentas a otra persona que justo antes de batir el huevo con una pizca de agua queda mas esponjoso, ¡hará lo mismo! P

Porque el receptor de esa información inmediatamente va a considerar que tu punto de vista es el definitivo y que su tortilla de patata era un asco hasta que le has descubierto esa particularidad.

De hecho lo más habitual es que te deje con la palabra en la boca y corra al súper a por una docena de huevos y una garrafa de agua.

El otro lo hace mejor que yo

Este es el pensamiento más ‘cenizo’.

Es fácil refugiarse aquí cuando todos compartimos nuestras recetas a diario con chefs de 24 estrellas Michelin.

Cualquiera al que tratemos nos dirá que su tortilla está mejor porque hace una cocción lenta de la patata durante 24 horas en un sistema de cocinado de su invención.

Es más, imagínate que tiene el disgusto de probar nuestro plato y dice:

‘¡Me gusta! ¿Cómo lo haces para que esté tan rico?’

Si lo comparto va a saber tanto como yo

Por último está mi razón preferida, esa que hace que podamos medir en ‘sapiencinas’ (unidad que me acabo de inventar) cuanto sabemos cada uno. Ya sabes: es que si lo comparto va a saber tanto como yo.

Esto es, que si llegas a tener 100 ‘sapiencinas’ en ejecución de la tortilla de patata y cuentas un truco para llegar a tanta perfección inmediatamente tu interlocutor llega a tener esas mismas 100 aunque no sepa batir un huevo.

Hay muchas razones buenas para retener el conocimiento, pero a mi no se parecen que sean mejores que compartirlo.

Este ejemplo tonto de la tortilla quiero traerlo a lo nuestro: la tecnología. Es mucho más productivo contarlo todo, siempre que esto no nos resulte conflictivo.

Ideas rápidas para compartir conocimiento

Basta con compartir un enlace por twitter si algo te ha resultado útil.

Aconsejar a tu compañero de trabajo recién llegado esa herramienta que le va a solucionar la vida y que no conoce.

Publicar esa función para generar contraseñas indescifrables que usas en tus proyectos.

Y qué sé yo, hacerte una camiseta con tu truco favorito impreso para hacer una tortilla de patata espectacular.

¿A cuento de qué viene todo esto?

El otro día escuché a alguien hablar de compartir el conocimiento.

Pero a la pregunta de qué lenguaje de programación utilizaban para una determinada solución, se guardó la respuesta en el bolsillo interior de la chaqueta.

Dónde no nos guardamos ningún secreto es en el Curso Gratis donde te cuento las buenas prácticas que utilizo en mis proyectos para ser mejor developer.

Para saltar un nivel.

O dos.

Escrito por:

Imagen de Daniel Primo

Daniel Primo

CEO en pantuflas de Web Reactiva. Programador y formador en tecnologías que cambian el mundo y a las personas. Activo en linkedin, en substack y canal @webreactiva en telegram

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